Descripción y características
La tierra es una mezcla heterogénea de arcilla, limo, arena y grava, junto con una posible presencia de materia orgánica. Esta composición varía según su lugar de extracción. Para que la tierra sea apropiada para la construcción, es fundamental que sus componentes y proporciones se ajusten al tipo de elemento constructivo (muro, revestimiento, etc.) y a la técnica empleada (adobe, tapial, bloques de tierra comprimida, etc.).

La tierra cruda es uno de los primeros recursos para la construcción que empleó el ser humano, utilizando el barro como protección en sus refugios de ramas y matorrales. Esta técnica evolucionó, hace alrededor de diez mil años,  dando lugar al adobe y al tapial. Con estos materiales se construyeron los primeros asentamientos  y ciudades de las grandes civilizaciones, en Mesopotamia, Creta, Egipto, Medio Oriente y Suroeste Asiático. En torno a un 12 % de las edificaciones que forman parte de la lista del Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO  están construidas con tierra.

La tierra presenta unas características tales que permite ofrecer las siguientes prestaciones:

  • Regulación de  la humedad ambiental: su porosidad y la difusión del vapor de agua a través de los muros de los edificios, desde el interior hacia el exterior, permite que el contenido de humedad interior permanezca constante entre el 45 % y el 60 %, rango considerado saludable para las personas.
  • Almacenamiento de calor: al ser un material denso, tiene la capacidad de almacenar calor y liberarlo lentamente (inercia térmica).
  • Material inocuo: la tierra carece de sustancias tóxicas, excepto en el caso de que el suelo de donde se haya extraído esté contaminado.
  • Reducción de  la contaminación ambiental: la energía necesaria para la extracción, transporte y preparación de la tierra para la construcción es baja. Además, los residuos de una construcción con tierra son en su mayoría  biodegradables o reutilizables.
  • Disponibilidad y ahorro económico en el transporte: la tierra es un material generalmente disponible en el lugar de la obra o a nivel local.
  • Protección para la madera y otros materiales orgánicos: debido a su baja humedad de equilibrio higroscópico, el barro preserva la madera de ataques de hongos e insectos y protege de la putrefacción a la paja que contiene o a las balas de paja en caso de usarse como revestimiento.
  • Aislamiento acústico y protección frente a las ondas de alta frecuencia, como por ejemplo las de telefonía móvil.
Producción y disponibilidad

La tierra adquiere plasticidad y trabajabilidad cuando se mezcla con agua (dando lugar al barro). Además, puede contener aditivos como fibras de paja para mejorar sus propiedades. La arcilla, presente en el barro, actúa como aglutinante para las otras partículas (limo, arena, gravas, fibras), si bien, al absorber humedad, también es responsable de su expansión y la posterior retracción al secarse. Por otro lado, el limo, la arena y las gravas son áridos provenientes de la erosión de las rocas, que aportan inercia térmica, estructura y resistencia a la compresión al barro.

La tierra se clasifica en función de las partículas que la componen (arcilla, limo, arena) y de su distribución granulométrica. Así, se distingue entre tierra arcillosa, tierra limosa y tierra arenosa.

Para mejorar las propiedades de una tierra determinada, es necesario ajustar sus componentes granulométricos. Por ejemplo, si la tierra es predominantemente limosa o arenosa, puede carecer de cualidades aglutinantes, por lo que se recomienda agregar arcilla para mejorar su cohesión. Por otro lado, si la tierra es excesivamente arcillosa, se puede añadir arena para mitigar la retracción y prevenir la formación de grietas y fisuras al secarse el barro.

La tierra se considera el material de construcción natural más importante y abundante en la mayoría de regiones del mundo. Se calcula que, en la actualidad, la mitad de la humanidad vive en hábitats construidos con tierra en todos los continentes habitados.

Usos y formatos del material

La tierra se puede utilizar para realizar muros, cubiertas, forjados, estructuras abovedadas, revestimientos de mortero, e incluso, mobiliario.

Algunas de las técnicas y formatos de la tierra para la fabricación de muros, son los siguientes:

Técnica de piezas: consiste en la elaboración de piezas, de tamaño medio y elaborados mediante:

  • modelado a mano: denominado “cob” o pared de mano;
  • con moldes: adobe;
  • compresión: bloque de tierra comprimida, BTC (ver ficha TI│01); o
  • extrusión con una ladrillera: ladrillo crudo.

Técnica de encofrados: consiste en la disposición de un encofrado de madera o metálico que se rellena con una mezcla de tierra, para ser compactada manual o mecánicamente; con esta técnica se pueden ejecutar muros monolíticos por tramos; en función del tipo de mezcla de barro utilizado se pueden construir muros de:

  • tapial;
  • barro encofrado o paja encofrada;
  • tierra vertida (hormigón de arcilla).

Técnica de entramados: consiste en el relleno de un marco de madera con una mezcla de barro y fibras vegetales, utilizando ramas, cañas o un material de calibre similar como entramado de soporte para la masa. Este bastidor puede ser montado in situ o prefabricado. Según el tipo de material del entramado y disposición del mismo, se le da el nombre de:

  • quincha;
  • bahareque;
  • encestado.
Información complementaria

Referencias de interés

  • Gatti, F. Arquitectura y construcción en tierra. Estudio comparativo de las técnicas contemporáneas en tierra.  Tesina. 2012. Universidad Politécnica de Catalunya, Departamento de Construcción Arquitectónica. Consultar 
  • Joffroy, T.; Gandreau, D.; Delboy, L., 2012. “World heritage: inventory of earthen architecture”. Grenoble: CRAterre-ENSAG. Consultar
  • Premios Terra-Award. Consultar
  • Red Argentina Protierra 2020. Protocolo de Ensayos de Campo para la Identificación de Suelos. Consultar