Uso y mantenimiento

Uso adecuado

La madera aserrada se regula mediante la norma UNE-EN 335, la cual establece las clases de uso, definen y valoran la degradación que puede llegar a producirse en la madera en función del estado ambiental donde se encuentre. Esta clasificación comprende cinco clases (de la 1 a la 5), definidas en función de la ubicación de la madera y su contacto con factores que puedan provocar su deterioro.

Los agentes degradadores pueden ser de diversa naturaleza —atmosféricos o meteorológicos, biológicos (como los xilófagos), fuego o productos químicos— y son responsables directos o indirectos de la degradación de la madera.

Las clases de uso contempladas en la norma UNE-EN 335 son las siguientes:

  • Clase de uso 1 (CU 1): La madera o su derivado se utiliza en el interior de una construcción, sin exposición a la intemperie ni a fuentes de humedad.
  • Clase de uso 2 (CU 2): Aplicaciones bajo cubierta, no expuestas directamente a la intemperie (especialmente a la lluvia horizontal), pero que pueden estar sometidas ocasionalmente a humedad no persistente.
  • Clase de uso 3 (CU 3): Uso en exteriores, por encima del suelo y expuesto directamente a la intemperie.
  • Clase de uso 4 (CU 4): La madera está en contacto directo con el suelo y/o agua dulce.
  • Clase de uso 5 (CU 5): La madera se encuentra sumergida de forma regular o permanente en agua salada (como agua de mar o salobre).

Asimismo, la norma establece una correlación entre estas clases de uso y las clases de servicio definidas en la norma EN 1995-1-1 (Eurocódigo 5), que complementa esta clasificación en el ámbito estructural.

Buenas prácticas para la instalación

  • Asegurar que la madera esté correctamente aclimatada al ambiente donde se va a instalar, manteniendo un contenido de humedad adecuado (generalmente entre el 8% y el 12% para interiores y hasta el 20% para exteriores).
  • Evitar el contacto directo de la madera con fuentes de humedad como suelos, muros sin aislamiento o zonas expuestas a filtraciones. Utilizar barreras impermeables, apoyos elevados y ventilación suficiente para prevenir la acumulación de agua y la formación de condensaciones.
  • Proteger la madera de la exposición directa a la intemperie mediante cubiertas, aleros o tratamientos superficiales como barnices, pinturas o aceites hidrófugos, especialmente en aplicaciones exteriores.