Proyecto. Justificación CTE

Las soluciones constructivas con madera aserrada se consideran normalizadas al estar contempladas en los DB del CTE. A continuación, se desarrollan algunos aspectos a considerar que pueden servir de orientación para justificar en el proyecto el cumplimiento de las exigencias básicas (ver Anejo 2) establecidas en los siguientes DB:

  • DB SE Seguridad estructural, DB SE-M Madera
  • DB SI Seguridad en caso de incendio.
  • DB HE Ahorro de energía.
  • DB HR Protección frente al ruido.
  • DB HS Salubridad.

La madera aserrada, para su uso en estructuras, estará clasificada quedando asignada a una clase resistente (ver procedimiento de asignación en el Anejo C).

Las clases resistentes son:

  • para coníferas y chopo: C14, C16, C18, C20, C22, C24, C27, C30, C35, C40, C45 y C50;
  • para frondosas: D30, D35, D40, D50, D60 y D70.

En las cuales los números indican el valor de la resistencia característica a flexión, fm,k , expresada en N/mm2.

En el anejo E figuran los valores de las propiedades de resistencia, rigidez y densidad asociados a cada clase resistente de madera aserrada.

    La madera, al estar formada por carbono, es un material combustible y susceptible de ser degradada por el fuego. La degradación se produce mediante reacciones químicas (combustión) que disminuyen paulatinamente su sección resistente y pueden provocar su total destrucción, en función de la duración de su exposición al fuego. La combustión de la madera se produce al combinarse, mediante la acción del calor, sus principales componentes, el carbono y el hidrógeno, con el oxígeno para producir, respectivamente, anhídrido carbónico y agua.

    La acción del fuego sobre la madera se evalúa con dos conceptos básicos que hacen referencia a los materiales individuales (reacción al fuego) y a los elementos estructurales (resistencia al fuego).

    • La reacción al fuego es el alimento que un material puede aportar al fuego y al desarrollo del incendio. Es un índice de la capacidad del material para favorecer el desarrollo del incendio, actualmente normalizado a nivel europeo por las Euroclases.
    • La resistencia al fuego de un elemento constructivo es el tiempo durante el cuál es capaz de cumplir la función para la cual ha sido colocado en el edificio, contemplado en el Anejo SI E, resistencia al fuego de las estructuras de madera, donde se define valores estándar de velocidad de carbonización (β), estableciendo cómo determinar la sección estructural efectiva tras la exposición al fuego y permite calcular la resistencia portante (R) durante un tiempo determinado (30, 60, 90, etc.)

      La madera aserrada, presenta una conductividad térmica media de λ = 0,13 W/m·K, aunque este valor puede variar en función de la especie de madera utilizada, su densidad y el grado de humedad. A pesar de que esta conductividad es relativamente baja en comparación con otros materiales estructurales como el hormigón o el acero, la madera no puede considerarse un material aislante térmico por sí mismo, ya que no es suficiente para cumplir por sí sola con las exigencias del DB HE1 en lo relativo al control de la demanda energética, por este motivo, el sistema se utiliza principalmente como soporte o contenedor para el aislamiento térmico, garantizando así el cumplimiento de las normativas de eficiencia energética.

      «Se considera aislante térmico el elemento que tiene una conductividad térmica menor que 0,060 W/(m·K) y una resistencia térmica mayor que 0,25 m2·K/W, según se indica en el DB HS.”

      Además, al tratarse de un material higroscópico y con cierta capacidad de regulación de humedad, la madera puede contribuir al confort higrotérmico interior cuando se emplea como parte visible del acabado, aunque esta característica debe ser cuidadosamente integrada en el diseño para evitar condensaciones intersticiales y garantizar el cumplimiento del HE1 y HE0.

      En el caso de la madera aserrada como parte de elementos constructivos (estructurales o no estructurales), es fundamental prestar especial atención a su comportamiento acústico, dado que la madera, por su densidad relativamente baja, presenta una capacidad de aislamiento acústico inferior en comparación con materiales más masivos como el hormigón o la fábrica cerámica. Sin embargo, esto puede corregirse y optimizarse mediante soluciones técnicas adecuadas que permiten cumplir con las exigencias del DB HR.

        La utilización de madera aserrada en la edificación requiere una especial atención en lo que respecta a su durabilidad frente a la humedad, en cumplimiento del Documento Básico HS del Código Técnico de la Edificación (CTE), en particular el HS 1 “Protección frente a la humedad”.

        La madera es un material higroscópico y, por tanto, muy sensible a la presencia de agua y a las condiciones de humedad ambiental. Para garantizar su adecuada durabilidad y comportamiento en servicio, debe emplearse conforme a las clases de uso establecidas en la norma UNE-EN 335, que clasifican los riesgos biológicos en función del grado de exposición a la humedad y a los agentes degradadores, como hongos xilófagos o insectos.

        Estas clases de uso (de la 1 a la 5) permiten definir las condiciones ambientales en las que se ubicará la madera y, en consecuencia, el tipo de protección que debe aplicarse. Por ejemplo, la clase de uso 1 corresponde a madera en ambientes interiores secos, mientras que la clase de uso 3 implica exposición frecuente a la humedad sin contacto directo con el agua, y la clase de uso 4 contempla el contacto directo con el agua o con el suelo.